Por Laura Azor
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9 de julio de 2020
Cada perro es un mundo, con diferentes preferencias, necesidades y miedos. Para algunos, la interacción con sus iguales es especialmente difícil. Para otros lo es la interacción con personas extrañas. Hay perros que permiten la manipulación hasta que se enciende la máquina de pelar y comienzan a reaccionar por miedo al sonido o al contacto, hay otros que temen especialmente al secador o al baño. Hay algunos que temen a todo y no osan reaccionar a ningún estímulo. Muy pocos están relajados durante la peluquería (personalmente nunca he conocido un perro que esté completamente relajado en este contexto). Para ser gentil, es necesario tomar en cuenta las limitaciones y los miedos de cada animal y diseñar estrategias de manejo que le permitan permanecer lo suficientemente relajado como para cooperar. Existen tres grupos de perros con los que la interacción puede resultar especialmente difícil: los perros fóbicos, los cachorros y los perros ancianos. Con ellos debemos prestar especial atención a la forma en que trabajamos. Ofrecer contextos adecuados, pausas y ayudas resulta imprescindible para cada uno de estos grupos. Tanto los perros fóbicos como los cachorros pueden ser especialmente sensibles a los estímulos a los que serán expuestos y, por tanto, serán también especialmente reactivos. Los perros ancianos, aunque quizá no manifiesten problemas de conducta relativos a su edad, sí tendrán necesidades especiales que el estilista deberá tomar en cuenta si desea realizar un manejo gentil. Los perros fóbicos son aquellos que suelen reaccionar al ambiente con miedo. Tanto la frecuencia como la intensidad de comportamientos de estrés y miedo son mayores en este tipo de perros. Es por ello que tienen mayores requerimientos con respecto a otros. Necesitarán mucho apoyo y contextos lo menos estresantes posibles. En caso de animales para los que la peluquería no sea un requerimiento indispensable para la salud, lo mejor para el perro es sugerir al propietario no realizarla en absoluto. En caso de perros que necesitan la peluquería para permanecer físicamente saludables, es ideal que tengan siempre una persona de referencia presente durante la sesión, que se encargue de controlarlos mientras el estilista trabaja. Un perro fóbico necesitará ayudas también fuera de la peluquería. El aprendizaje con clicker, paseos en ambientes saludables o la interacción con personas o perros que le hagan sentir bien pueden contribuir a disminuir la reactividad a los procedimientos a los que se someterá durante la peluquería. Pedir ayuda a un educador competente, que trabaje de manera gentil, puede mejorar la capacidad de cooperación de un perro fóbico.